PRENSA HIDRÁULICA
Pongamos los dos émbolos a la misma altura. Entonces, por aplicación del
principio general de la hidrostática, garantizamos que entre los
émbolos no habrá diferencia de presión. Luego aplicamos una fuerza de
intensidad F1 en el émbolo angosto. La fuerza F1 se reparte en un área
pequeña, S1. Queda entonces definida la presión P1.
Pascal, a su vez, garantiza que en el otro émbolo la presión será la misma. O sea:
P1 = P2
F1 / S1 = F2 / S2
la que a nosotros nos interesa es
F2 = F1 . ( S2 / S1)
De modo que la fuerza resultante F2, será ( S2 / S1) veces mayor que F1. Cuanto más grande sea la sección del émbolo grande respecto de la sección del émbolo finito mayor va a ser el factor de multiplicación de la fuerza. Por ejemplo, si la sección 2 es 100 veces mayor que la sección 1 (una relación típica), entonces la fuerza 2 es 100 veces más grande que la 1.
El principio de Pascal tiene una aplicación muy práctica: la prensa
hidráulica. Consiste en un recipiente cerrado con dos émbolos. Un émbolo
es una superficie deslizante dentro de un tubo: un pistón. Uno de los
émbolos es de sección pequeña (1) y el otro, grande ( 2).
Aplicando una fuerza, F1, sobre el émbolo pequeño, se obtiene una fuerza mayor, F2, en el émbolo mayor. O sea la prensa hidráulica es un multiplicador de fuerzas. La explicación de su funcionamiento es sencillísima.
Pascal, a su vez, garantiza que en el otro émbolo la presión será la misma. O sea:
P1 = P2
F1 / S1 = F2 / S2
la que a nosotros nos interesa es
F2 = F1 . ( S2 / S1)
De modo que la fuerza resultante F2, será ( S2 / S1) veces mayor que F1. Cuanto más grande sea la sección del émbolo grande respecto de la sección del émbolo finito mayor va a ser el factor de multiplicación de la fuerza. Por ejemplo, si la sección 2 es 100 veces mayor que la sección 1 (una relación típica), entonces la fuerza 2 es 100 veces más grande que la 1.
Los aceros de construcción que contienen de un 0,15 a un 0,25% de carbono son usualmente semicalmados, y muchos aceros con menos de un 0,15% de carbono son efervescentes. Estos aceros se sueldan bien en la forja y poseen grandes cualidades para la embutición profunda.
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